lunes, 21 de marzo de 2011

“Los que matan no son los sismos sino los edificios mal construidos”

“Los desastres naturales no existen”, corrige Margareta Wahlström, la representante de Naciones Unidas para la reducción de desastres. “Hay fenómenos naturales como un terremoto o un tsunami. Los desastres los provoca el hombre al no tomar las precauciones necesarias”. Wahlström sabe que con la tragedia de Japón tiene sus 15 minutos para que el mundo entienda que hay que invertir más en la prevención. “Los conceptos están equivocados, lo que mata no es el sismo, son los edificios mal construidos”, dice en un receso de la conferencia sobre prevención en las Américas que se realiza esta semana en Nuevo Vallarta, México.

Japón es el país mejor preparado del mundo. Hicieron inversiones enormes para la prevención, sobre todo después del terremoto de Kobe hace 16 años, tienen las políticas adecuadas y la educación. Pero así y todo no fue suficiente. Evidentemente no hicieron lo suficiente con las plantas nucleares. La complejidad de la era en que estamos viviendo nos pone frente a estos imprevistos. El tsunami tuvo una fuerza que no puede manejar el hombre a pesar de todo el conocimiento tecnológico y científico que tenemos. Vamos a tener que trabajar en esto para poder enfrentar los fenómenos naturales que nos van a afectar cada vez más.

¿Esto nos va a llevar a desechar toda la energía nuclear? Tenemos que poner todo nuestro énfasis en la energía renovable. El cambio climático nos obliga a hacerlo. No creo que esto sea el fin de la energía nuclear pero no veo que ningún país vaya a poner hoy todos sus recursos en plantas nucleares.

¿Hasta dónde podemos prevenir las catástrofes? Lo que tenemos que hacer es disminuir las vulnerabilidades y eso nos ayudará a prevenir. Tenemos que crear sociedades cada vez más resilientes, es decir, que tengan la capacidad para recuperarse ante una catástrofe.

La pregunta que todos nos hacemos en América Latina es: si esto es tan grave en Japón, el país más protegido, ¿qué nos hubiera sucedido a nosotros que no tenemos esa infraestructura? La combinación de un terremoto con un tsunami de estas características puede devastar cualquier país. Pero claro que debe ser una prioridad de los gobiernos latinoamericanos hacer mucho más por tener sistemas de alerta temprana. Le aseguro que será una inversión clave en los próximos meses y años.

¿Cómo hace un político populista para invertir dinero en algo que no ha sucedido? La frecuencia de los desastres es mucho más alta que antes y lamentablemente la mayoría de los políticos van a comenzar a tener la experiencia de los costos de una tragedia. No van a tener mayores problemas para convencer a sus votantes.

¿Prevenir catástrofes es parte de la lucha contra la pobreza? Por supuesto. Son los pobres los que viven en las zonas más vulnerables. Son los que están en las laderas de los cerros donde se producen los deslaves, en la vera de los ríos que se inundan. Tomar medidas para que esa gente viva en zonas más seguras, canalizar los ríos y construir edificios antisísmicos es combatir la pobreza.

Y aquí aparece la corrupción, que acompaña generalmente, a todos estos planes.

Sí, es cierto. Tenemos que trabajar mucho sobre esto. Hay que crear una mayor confianza entre el gobernante y la población. Y apoyar con pequeños recursos a las organizaciones comunitarias que supervisen a los funcionarios locales. Hay que trabajar mucho en el nivel municipal porque es ahí donde se producen los mayores casos de corrupción.

¿El dinero debe ir a los gobiernos nacionales o a las autoridades locales más vulnerables? Hay que ver caso por caso, pero prefiero siempre que llegue la ayuda en forma directa al afectado. Y hay que reforzar el concepto de la prevención de desastres en las municipalidades.

¿Cuánto dinero se necesita invertir para prevenir catástrofes? Hay una convención que es pedir que un 10 por ciento de la ayuda humanitaria que se gasta en el mundo se invierta en prevención. Pero el año pasado, por ejemplo, fueron destinados apenas 1.400 millones de dólares para la prevención cuando los costos estimados de los desastres alcanzaron alrededor de 110.000 millones de dólares.

Prevenir es mejor negocio.

Sí, claro. Pero, lamentablemente, ni siquiera se habla del tema hasta que no viene un gran terremoto o un tsunami.


Fuente: Diario Clarín

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