Las 439 centrales nucleares mundiales de segunda y tercera generación que funcionan en todo el mundo ya esperan relevo. Los responsables de la cuarta generación tienen entre manos cuatro objetivos fundamentales, como explica José Santamarta, del Instituto World Watch en España: aumentar la seguridad de la utilización de la energía nuclear; producir menos residuos y de menos toxicidad; incrementar su competitividad económica con respecto a las centrales actuales, y que no se favorezca la proliferación de armas nucleares.
Por ello, los defensores de la industria nuclear, así como diversos expertos, han depositado sus esperanzas en esta nueva generación. Por ejemplo, James Hansen, científico de la NASA, asesor de Al Gore y pionero en alertar sobre el cambio climático, ha afirmado que estos nuevos reactores pueden ser parte de la solución a dicho problema, ya que no emiten gases de efecto invernadero.
En este sentido, desde el sector nuclear insisten en las ventajas de esta energía, a la que presentan como una alternativa real a un petróleo cada vez más caro y escaso, mientras aseguran que los actuales niveles de seguridad y transparencia de la industria alejan el fantasma de accidentes como el de Chernobil.
Sin embargo, los detractores de la energía nuclear no consideran tan positivo el desarrollo de estos nuevos reactores. Santamarta señala que continuarán los mismos inconvenientes que persiguen a la energía nuclear, si bien reconoce que las nuevas centrales tendrán más seguridad y disminuirán la cantidad de residuos radiactivos, aunque no conseguirán su eliminación, matiza.
En cualquier caso, el desarrollo de los nuevos reactores parece cuestión de tiempo. Las estimaciones más optimistas apuntan a 2030, aunque el año pasado, Francia afirmó que su objetivo era lograrlo en 2020.
Para ello, el consorcio Generation IV International Forum (GIF) reúne desde el año 2000 a las principales potencias nucleares y a otros países interesados en esta nueva tecnología: Estados Unidos, impulsora de esta organización, Reino Unido, Suiza, Corea del Sur, Sudáfrica, Japón, Francia, Canadá, Brasil, Argentina, Unión Europea (a través del Euratom), China y Rusia.
Por su parte, España no participa en dicho consorcio como resultado de la decisión gubernamental de no seguir apoyando la energía nuclear. Sin embargo, tampoco se puede afirmar que se encuentre al margen: forma parte del Euratom, incluido como un miembro más del GIF, y de la Plataforma Tecnológica de Energía Nuclear de Fisión (CEIDEN), que cuenta con un grupo de trabajo especializado en estos nuevos reactores. Asimismo, diversas empresas españolas también trabajan en proyectos de cuarta generación.
Fuente e informe completo: Consumer
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