Como si el medio ambiente no tuviera ya problemas suficientes, la tecnología, y más específicamente la tecnología que pasa a ser obsoleta, también pasa a atentar contra el bienestar del planeta de acuerdo con un informe titulado "El lado tóxico de la telefonía móvil" que fue divulgado por la organización ambientalista Greenpeace Argentina.
El foco de atención del mensaje de la ONG está puesto en el elemento tecnológico de más alta divulgación en la actualidad: El teléfono celular. Según informó, se estima que unos 10 millones de estos aparatos serán descartados a lo largo de este año en el país y al menos un 30 por ciento de éstos irán a parar junto a los residuos domiciliarios en los rellenos sanitarios y basurales.
El porcentaje de de residuos provenientes del sector tecnológico que finalmente son reciclados es apenas del 6 por ciento del total. "El riesgo de estos residuos radica en sus componentes tóxicos, pero enterrarlos o incinerarlos representa un despilfarro de materiales como oro, plata, cobre y plásticos que pueden ser recuperados y reintroducidos en el circuito productivo", alegó Yanina Rullo, integrante de la Campaña de Basura Electrónica de Greenpeace.
Por el lado de las propuestas, la directora política de la ONG en Argentina, María Eugenia Testa, señaló que "desde Greenpeace insistimos en la necesidad de una ley nacional de gestión de este tipo de residuos, para crear de manera urgente una infraestructura especial de reciclaje y recuperación de materiales, que establezca la responsabilidad legal y financiera del productor, que prohíba la presencia de sustancias peligrosas en los nuevos aparatos eléctricos y electrónicos y que asegure una mayor durabilidad de los productos".
"En la Argentina no existe prácticamente ninguna infraestructura formal para hacer frente a la basura electrónica y gestionar este tipo de residuos", continuó Testa, alegando que "cuanto más se retrase la implementación de políticas que promuevan la responsabilidad del productor para estos desechos, mayor será la cantidad de residuos electrónicos acumulados a ser tratados y mayores los costos de reparación ambiental".
El foco de atención del mensaje de la ONG está puesto en el elemento tecnológico de más alta divulgación en la actualidad: El teléfono celular. Según informó, se estima que unos 10 millones de estos aparatos serán descartados a lo largo de este año en el país y al menos un 30 por ciento de éstos irán a parar junto a los residuos domiciliarios en los rellenos sanitarios y basurales.
El porcentaje de de residuos provenientes del sector tecnológico que finalmente son reciclados es apenas del 6 por ciento del total. "El riesgo de estos residuos radica en sus componentes tóxicos, pero enterrarlos o incinerarlos representa un despilfarro de materiales como oro, plata, cobre y plásticos que pueden ser recuperados y reintroducidos en el circuito productivo", alegó Yanina Rullo, integrante de la Campaña de Basura Electrónica de Greenpeace.
Por el lado de las propuestas, la directora política de la ONG en Argentina, María Eugenia Testa, señaló que "desde Greenpeace insistimos en la necesidad de una ley nacional de gestión de este tipo de residuos, para crear de manera urgente una infraestructura especial de reciclaje y recuperación de materiales, que establezca la responsabilidad legal y financiera del productor, que prohíba la presencia de sustancias peligrosas en los nuevos aparatos eléctricos y electrónicos y que asegure una mayor durabilidad de los productos".
"En la Argentina no existe prácticamente ninguna infraestructura formal para hacer frente a la basura electrónica y gestionar este tipo de residuos", continuó Testa, alegando que "cuanto más se retrase la implementación de políticas que promuevan la responsabilidad del productor para estos desechos, mayor será la cantidad de residuos electrónicos acumulados a ser tratados y mayores los costos de reparación ambiental".
Fuente: Noticias Urbanas
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